martes, 3 de junio de 2014

 “La imprenta en Guadalajara y su producción : 1793-1821"

imprenta en Guadalajara               
Cuando en 1791, Mariano Valdés Téllez Girón, hijo de Manuel Antonio Valdés, impresor en la ciudad de México, se dio cuenta "que la ciudad de Guadalajara carecía del beneficio público de la imprenta", decidió "proporcionar a sus moradores las utilidades que traen consigo y se siguen de semejantes inventos". En ese año a escribió al intendente y presidente de Real Audiencia de Guadalajara, Jacobo Ugarte y Loyola, para ofrecer el establecimiento de la imprenta siempre y cuando se le concediera "el privilegio exclusivo perpetuo" para imprimir todo lo que se le pidiera "sin que otra alguna persona pueda executarlo en la misma ciudad sin su permiso". Valdés exponía que el privilegio le permitiría "resarcirse" del "quantioso importe" de la instalación de la imprenta. Aunque la Real Audiencia de Guadalajara autorizó establecerla por decreto del 7 de febrero de 1792, previo dictamen del fiscal, no le otorgó el privilegio exclusivo porque el rey era la única autoridad que podía concederlo. La Audiencia señaló que disponía de tres años para solicitarlo y "persuadir el beneficio que resulta de las imprentas, que son uno de los mejores inventos que conoce la humanidad y los gravísimos perjuicios que no pueden dejar de originarse de su defecto".El 4 de julio de 1792, Mariano Valdés solicitó al rey, por medio de su apoderado en Madrid, Gabriel de Sancha ,         "se le concediera facultad para establecer una ymprenta en la ciudad de Guadalajara, cuyo vecindario carecía de este beneficio". Ofrecía establecerla a "su costa con el mayor primor", llevando de Madrid "las fundiciones nuebas y lo demás necesario, pero que haviendo de gastar en esto considerables cantidades de pesos, sin seguridad de conseguir algunas ventajas"; suplicaba a su majestad "se le concediese la lizencia con privilegio perpetuo y esclusivo para que ningún otro sugeto pudiera imprimir en dicha ciudad". Ante la petición de Valdés, el 21 de enero de 1793, el fiscal del Consejo de Indias expuso que nadie dudaba "del beneficio que se sigue de que se establezcan imprentas dentro del paraje donde se califiquen de útiles y necesarias", ni que Guadalajara, como capital del reino de la Nueva Galicia y con una Real Audiencia, influía para que se considerara "no solo por conveniente sino por indispensable y preciso el que se plantifique la propuesta imprenta allí con el designio que se explica". En relación a los privilegios opinaba que éstos se franqueaban "a los que se dedican a promover el bien público" y que se estimaban "correspondientes a su mérito y a lo que tienen que gastar para que surtan el deseado efecto sus ventajosos proyectos con el plausible fin de premiárselos, bonificarles su coste y excitar a otros a que los imiten". El funcionario indicó que Valdés podía conseguir la indemnización a la que aspiraba "con lo que le produzca la imprenta con su privilegio exclusivo durante el término de ocho o no más de diez años". El Consejo de Indias, en vista de lo que expuso el fiscal, consultó al rey el 28 de febrero para que:
"se dignase conceder a Mariano Valdés la facultad de establecer ymprenta en la ciudad de Guadalaxara con privilegio exclusivo con término de diez años, que estimaba bastante para que pudiera reintegrarse de los costos que indispensablemente había de tener, pero con la calidad de que no huviera en Guadalajara establecida otra ymprenta.
su tienda. La historia de la imprenta   en Guadalajara La investigación sobre la historia de la imprenta en Guadalajara empezó en el siglo pasado, en 1885, cuando el doctor Agustín Rivera publicó en un apéndice de La Filosofía en la Nueva España sus "Observaciones sobre la imprenta en la Nueva España, y especial sobre la fundación de la imprenta en Guadalajara".                   Con base en impresos tapatíos de los últimos años del siglo XVIII concluyó que la primera imprenta fue establecida entre 1790 y 1793 y no en 1808 como lo aseguraba el Calendario de Rodríguez que se publicaba en Guadalajara.         El doctor Rivera criticó la falta de imprentas en otras ciudades de la Nueva España y la tardanza del establecimiento de la imprenta en Guadalajara, en donde había       
en el orden eclesiástico obispo, curia episcopal, canónigos, curas, colegios de educación i conventos de franciscanos, de dominicos, jesuitas, agustinos, carmelitas, mercedarios, juaninos i betlemitas, i de monjas, capuchinas, de Santa María de Gracia, de Jesús María, de Santa Mónica i de Santa Teresa; en el orden civil había gobernador, Audiencia, abogados, escribanos i médicos; i en uno i otro orden había hombres de letras.         
Más tarde, quien recogió la inquietud por esta investigación fue el historiador tapatío Alberto Santoscoy. Adelantó algunos datos en Veinte años de beneficiencia y sus efectos durante un siglo       y en El Mercurio, periódico que él dirigía . Después escribió dos ensayos: "La primera imprenta de los insurgentes", publicado en 1893       y "La introducción de la imprenta en Guadalajara", que apareció en 1902.               En este último, Santoscoy, como Rivera, para indicar que la imprenta en Guadalajara se había establecido a fines de 1792 y había empezado a trabajar en 1793 se basó en los que suponía habían sido los dos primeros impresos:
Elogios fúnebres con que la Santa Iglesia Catedral de Guadalaxara ha celebrado la buena memoria de su prelado el Illmo. y Rmo. Señor Mtro. D. Fr. Antonio Alcalde. Se ponen al fin algunos monumentos de los que se han tenido presentes para formarlos. Guadalaxara: en la imprenta de don Mariano Valdés Téllez Girón, MDCCXCIII.
Novena de la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Aranzazú. Por un especial devoto de esta Soberana Reyna. Reimpresa en Guadalaxara: en la imprenta de D. Mariano Valdés Téllez Girón, año de 1793.  Para corroborar estas fechas investigó en el Archivo del Sagrario de Guadalajara, donde pudo encontrar los registros del matrimonio de don Mariano Valdés con doña Rafaela Conique en 1793 y de los nacimientos de sus tres hijos, en 1794, 1795 y 1796.


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