El texto escolar constituye para el historiador que se interesa en el estudio de la educación, en el desarrollo de las ciencias, en el de la cultura o en el de las mentalidades, una fuente privilegiada sobre todo cuando consideramos que durante mucho tiempo el libro de texto constituyó la base principal de la práctica cotidiana de los profesores.
Los libros de textos se prestan al estudio serial donde el historiador de la educación puede seguir, en la larga duración, los títulos o las ediciones de un mismo libro, la aparición y la evolución de una noción científica, de un método pedagógico, de una técnica de impresión o el tratamiento de un acontecimiento histórico o literario.
Durante el siglo XIX, el término libro (del latín liber, libri) se refería a la reunión de muchas hojas de papel vitela, ordinariamente impresas, cosidas o encuadernadas con cubierta de papel, cartón, pergamino u otra piel, que formaba un volumen. Las obras técnicas se clasificaban en libros de texto casi siempre elementales y libros de consulta mas o menos extensos y dedicados a una especialidad dentro de cualquier rama de conocimiento científico. El libro de texto se definió exclusivamente como aquel que era usado en las aulas para que en él estudiaran los escolares .
A pesar de su uso corriente en el aula, el libro de texto no siempre gozó de la aceptación de aquellos que intervenían en el proceso escolar. A finales del siglo XIX, Carlos A.Carrillo, consideraba que los maestros frecuentemente empleaban los libros de texto usando los antiguos métodos, creyendo de buena fe que su uso era "compatible con los procedimientos pedagógicos modernos" . Por ello invitaba a los maestros a servirse de la naturaleza y no de los libros con el fin de imprimir a sus lecciones ese sello personal que se reflejaba en las palabras de cada uno, con el fin de que el niño, que ya conocía a sus maestros los entendiera y los comprendiera.
ENRIQUE C.REBSAMEN señalaba la importancia de contar con un método de enseñanza mas saludable que acabara con la antigua concepción de la educación: un libro, un maestro, un discípulo. Sugería imponer el arte de las preguntas y las respuestas, para el maestro propiciara el análisis profundo y sagaz. En su opinión la verdadera concepción de la educación era poner en contacto un pensamiento vivo con otro igual.
Esta posición se mantuvo hasta los debates pedagógicos de 1920, en los que se intentaba "enseñar para la vida" como se muestra en el ejemplo del Estado de Tlaxcala, cuando el primer Director de Educación reiteraba a sus maestros la consigna de no leer directamente a los niños sino de transmitir y explicar el conocimiento de manera oral .
A pesar de estas opiniones, el libro de texto logró imponerse. Sin perder su espíritu éste ha conservado su definición inicial aunque ha sufrido ciertas evoluciones. Actualmente se le considera como una literatura compleja colocada y compilada por varias partes interesadas (especialistas, autores, editores, autoridades) con la intención de servir a un grupos de usuarios (maestros, estudiantes/alumnos), padres de familia, etcétera
El libro de texto forma parte de lo que hoy se denomina material didáctico pues en la actualidad no representa el único instrumento al que el profesor puede recurrir sino que forma parte de una serie con la que puede ejercer su función docente –textos manuscritos, textos impresos, textos periódicos, documentos audiovisuales, educativos, etc.
Los libros escolares son empleados en la enseñanza pero no están ligados a una secuencia didáctica como los libros de textos que son elaborados ex profeso para la enseñanza y de acuerdo con los procesos didácticos específicos según la asignatura
Cualquier libro para niños es portador de ciertas implicaciones sociales, políticas e ideológicas, desde los de historia y civismo hasta los de ciencias naturales y matemáticas. Los libros como objetos de valor, están inmersos en una compleja trama de significaciones que van a impregnar de un determinado sentido al libro. Por una parte, las condiciones sociales de producción –las relaciones entre el autor y el editor, las agencias de distribución, las personas e instituciones a quienes está dirigido, el tipo de consumo que se hace de ellos (una compra o un regalo). Por otra parte, el conjunto de mensajes manifiestos y latentes que poseen, a través del lenguaje, las imágenes, los temas, las alusiones, las omisiones, las actitudes y las informaciones que promueven y el contexto en que las ubican.
Así pues, el libro de texto, considerado como un elemento de comunicación y de transmisión, es portador de una serie de representaciones sociales encaminadas a modelar comportamientos y a orientar conductas . Concebido como un instrumento de poder, el Estado se ha visto forzado a lo largo de su historia a controlarlo hasta poder orientar en su provecho su concepción y su uso. México, al igual que países como Algeria, China, Egipto, Irán, Marruecos, Siria, Túnez, la Unión de Myanmar (exBirmania), Vietnam y otros, han adoptado la edición de Estado y han ejercido un monopolio sobre su concepción, su redacción, su edición, su impresión y su difusión .
Es con esta visión, que un grupo de investigadores, orientados en este campo de estudio, han recurrido al uso de los libros de texto como fuente de sus inspiraciones. Desde el libro pionero de Josefina Vázquez en los años 70, que abordó el tema del nacionalismo y la educación en México y que motivó la elaboración de algunas tesis de licenciatura; el seminario sobre la lectura de un equipo de investigadores de El Colegio de México, que incluyó también la lectura de revistas y periódicos en diferentes épocas de la historia mexicana, hasta los seminarios y publicaciones que han coordinado Carmen Castañeda y Luz Elena Galván . Actualmente el tema de los libros de texto sigue siendo una preocupación de los historiadores mexicanos que han abierto su perspectiva hacia otros caminos orientados al estudio de los libros de texto de diferentes disciplinas como la historia, las matemáticas, la lectura, las lecciones de cosas, el civismo, etc. o indirectamente a través del seguimiento los empresarios editoriales
Sin embargo, a pesar de la cantidad y calidad de estas investigaciones, creemos que el tema del libro de texto no está del todo agotado y aún posee muchas vetas por explorar. Como lo muestra la experiencia en otros países como España y Canadá, cuyo interés por el libro de texto ha llevado a los investigadores a establecer una red que sostiene un proyecto a nivel internacional y a dar a conocer a través del internet los fondos de una biblioteca al servicio del investigador interesado en estos temas .
I.-LIBROS DE TEXTO DURANTE EL SIGLO XIX EN MEXICO
Hasta después del movimiento de Independencia, la formación elemental seguía siendo un importante transmisor de valores religiosos donde el uso del Catecismo de Ripalda era el común denominador y donde el alumno seguía manejando de memoria el alfabeto leído y escrito y la tabla de aritmética. Ni antes ni después se concibió que el maestro fuera quien transmitiera sus conocimientos y mucho menos que estimulara cualquier proceso intelectual que no fuese la recitación. La enseñanza formal seguía siendo durante este período el mero aprendizaje textual de un libro o trozo de él donde el maestro sólo se encargaba de ver que la recitación se hiciera bien .
Las ideas centrales en torno a los conceptos de paz, orden y progreso, provocaron que se dé en el terreno de los libros de texto, un enfrentamiento entre las ideas liberales y las nuevas ideas surgidas durante el siglo XIX. Aunque en el liberalismo ya se habla de ideas como el progreso, éste se entiende como algo espiritual. Se intenta caracterizar el clima educativo bajo los postulados de educación popular, laica, gratuita y obligatoria pero éstos no se encuentran insertos dentro de una doctrina coherente y sistematizada pues hay una gran diversidad de planes de estudio, de programas, de sistemas y de métodos .
Será hasta el 2º Congreso de Instrucción Pública(1890-1891) que se tomarán resoluciones importantes en torno a los libros de texto. Para la Comisión de Enseñanza Primaria Elemental formada por ANTONIO GARCIA CUBAS, ENRIQUE C.REBSAMEN, ANDRES OSCOY y JUSTO SIERRA, el libro de texto representaba el auxiliar más fiel del maestro, su propia guía encargada de promover el desenvolvimiento integral de los alumnos mediante las verdades conquistadas y depuradas que atesoraba el texto. Para estos intelectuales, los libros de texto debían ser escritos breves, claros, precisos y económicos, elaborados por conocedores del tema que consagraran su cariño a la niñez y que fueran escritos conforme a los programas vigentes de cada disciplina y se adecuaran los conocimientos al grado de desenvolvimiento de los alumnos .
Libros de texto de varias disciplinas circularon por todo el país. A partir de 1905 el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes sugirió los mejores textos para los cuatro años de las escuelas de Instrucción Primaria Elemental del D.F. y Territorios Federales (Véase Anexo 1). Gracias a algunos trabajos de corte regional ahora sabemos que muchos libros heredados de la Colonia y otros, como los que se presentan en este anexo efectivamente circularon en las escuelas elementales y tuvieron larga vida hasta la llegada del libro de texto gratuito en los años 60 .
1.-Las disciplinas escolares
El gobierno provisional de Manuel María Lombardini decretó el 31 de marzo de 1853 que se enseñara la doctrina cristiana en el Catecismo del padre Ripalda, en la Historia Sagrada por Fleuri, en las Obligaciones del Hombre por Escoíquiz, las reglas de urbanidad, la lectura, la escritura, la enseñanza de la aritmética las cuatro primeras operaciones en enteros, quebrados y denominados y elementos de Gramática Castellana
Con la separación entre la Iglesia y el Estado se establecieron los principios de la educación laica, gratuita y obligatoria . En 1861 se suprimió por primera vez la enseñanza del catecismo en las escuelas dependientes del erario. El gobierno liberal encabezado por Benito Juárez decretó que la primaria incluiría el aprendizaje de las siguientes disciplinas escolares: moral, lectura, lectura de las leyes fundamentales, escritura, elementos de gramática castellana, aritmética, sistema legal de pesas y medidas y canto; el sexo femenino aprendería además costura y bordado
En 1864, el gobierno imperial de Maximiliano promovió y apoyó la elaboración de textos nacionales, dandole importancia a aquellos que rescataran y estimularan el conocimiento de las lenguas autóctonas, fue así que dos ejemplares del Catecismo de la doctrina cristiana en lengua zapoteca y mixe le fueron enviados por el director del Colegio de Oaxaca
En 1867 la Ley Orgánica de Instrucción Pública para el Distrito Federal y Territorios, determinó que los ramos para la instrucción elemental se ampliaban y se agregaban rudimentos de física, de artes, química y mecánica prácticas, dibujo lineal, urbanidad, nociones de derecho constitucional además de los rudimentos de historia y geografía, especialmente de México; las niñas aprenderían además higiene en sus relaciones con la moral y labores manuales con el conocimiento práctico de la máquina de coser
Hacia finales del siglo el programa de la escuela elemental se había enriquecido pues comprendía la enseñanza de la Moral Práctica, la Instrucción Cívica, la Historia de México; la Lengua Nacional (lectura ,escritura y gramática); la Aritmética y la Geometría, la Geografía y las Lecciones de Cosas, el dibujo, el canto coral, los ejercicios gimnásticos y labores manuales para las niñas
Un gran número de textos escolares que respondieron a estos programas circularon durante el período. Algunos de carácter enciclopédico fueron útiles cuando no se contaba con los libros de texto de las otras disciplinas. Estos fueron escritos antes de las reformas educativas propuestas durante los congresos pedagógicos de finales del siglo. Las recomendaciones atendieron a la idea de que la educación en la primaria laica, gratuita y obligatoria debía ser uniforme y conforme al desarrollo de las facultades mentales de los niños de acuerdo con su edad cronológica.
Los libros de texto modernos como en el caso de los de lectura e historia, respondieron a la idea de que según el grado al que iban dirigidos cambiaban el tamaño de su letra, la intensidad de la tinta, la evolución gradual de los contenidos y la extensión de las lecciones .
Con la separación entre la Iglesia y el Estado se establecieron los principios de la educación laica, gratuita y obligatoria . En 1861 se suprimió por primera vez la enseñanza del catecismo en las escuelas dependientes del erario. El gobierno liberal encabezado por Benito Juárez decretó que la primaria incluiría el aprendizaje de las siguientes disciplinas escolares: moral, lectura, lectura de las leyes fundamentales, escritura, elementos de gramática castellana, aritmética, sistema legal de pesas y medidas y canto; el sexo femenino aprendería además costura y bordado
En 1864, el gobierno imperial de Maximiliano promovió y apoyó la elaboración de textos nacionales, dandole importancia a aquellos que rescataran y estimularan el conocimiento de las lenguas autóctonas, fue así que dos ejemplares del Catecismo de la doctrina cristiana en lengua zapoteca y mixe le fueron enviados por el director del Colegio de Oaxaca
En 1867 la Ley Orgánica de Instrucción Pública para el Distrito Federal y Territorios, determinó que los ramos para la instrucción elemental se ampliaban y se agregaban rudimentos de física, de artes, química y mecánica prácticas, dibujo lineal, urbanidad, nociones de derecho constitucional además de los rudimentos de historia y geografía, especialmente de México; las niñas aprenderían además higiene en sus relaciones con la moral y labores manuales con el conocimiento práctico de la máquina de coser
Hacia finales del siglo el programa de la escuela elemental se había enriquecido pues comprendía la enseñanza de la Moral Práctica, la Instrucción Cívica, la Historia de México; la Lengua Nacional (lectura ,escritura y gramática); la Aritmética y la Geometría, la Geografía y las Lecciones de Cosas, el dibujo, el canto coral, los ejercicios gimnásticos y labores manuales para las niñas
Un gran número de textos escolares que respondieron a estos programas circularon durante el período. Algunos de carácter enciclopédico fueron útiles cuando no se contaba con los libros de texto de las otras disciplinas. Estos fueron escritos antes de las reformas educativas propuestas durante los congresos pedagógicos de finales del siglo. Las recomendaciones atendieron a la idea de que la educación en la primaria laica, gratuita y obligatoria debía ser uniforme y conforme al desarrollo de las facultades mentales de los niños de acuerdo con su edad cronológica.
Los libros de texto modernos como en el caso de los de lectura e historia, respondieron a la idea de que según el grado al que iban dirigidos cambiaban el tamaño de su letra, la intensidad de la tinta, la evolución gradual de los contenidos y la extensión de las lecciones .
No hay comentarios:
Publicar un comentario